Atribución del cambio climático |
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9.7 | Existen actualmente pruebas más concluyentes
sobre la influencia de la actividad humana en el clima mundial. |
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9.8 |
Un número creciente de observaciones
ofrece una visión colectiva de un mundo cada vez más cálido, y los estudios
de simulación indican la probabilidad de que, en su mayor parte, el calentamiento
observado en la superficie terrestre durante los últimos 50 años se haya
debido a actividades humanas. A escala mundial, es probable que
el decenio del 1990 fuera el más cálido desde que tenemos registros instrumentales
(desde el año 1861). Para el Hemisferio Norte, es probable que la magnitud
del calentamiento en los últimos 100 años sea la mayor de cualquier siglo
durante los últimos 1.000 años. Las observaciones y las simulaciones proporcionan
pruebas más sólidas de que, en gran parte, el calentamiento observado
durante los últimos 50 años se puede atribuir a un aumento de las concentraciones
de gases de efecto invernadero. Las observaciones también dan una mayor
confianza sobre la capacidad de las simulaciones para ofrecer proyecciones
sobre los cambios climáticos futuros. Para una mejor cuantificación de
la influencia humana, es necesario reducir las incertidumbres
clave relacionadas con la magnitud y carácter de la variabilidad
natural y de la magnitud de las fuerzas naturales debidas a factores naturales
y a los aerosoles antropogénicos (particularmente, los efectos indirectos)
y la relación de tendencias regionales con el cambio climático antropogénico. |
P2.7 & P2.10-11 | |
Emisiones y concentraciones futuras de
gases de efecto invernadero y aerosoles |
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9.9 | Las actividades humanas aumentan las concentraciones
atmosféricas de gases de efecto invernadero. |
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9.10 | Desde el año 1750 (es decir, desde
el principio de la Revolución Industrial), la concentración atmosférica
de CO2 (el principal factor que contribuye a los forzamientos
radiativos antropogénicos) ha aumentado en un 31 por ciento debido a las
actividades humanas, y todos los escenarios del IEEE proyectan importantes
aumentos en el futuro (Figura 9–1a). Otros
gases de efecto invernadero han aumentado también sus concentraciones
desde el año 1750 (el CH4 en un 150 por ciento, y el N2O en
un 17 por ciento). La concentración actual de CO2 no tiene
precedentes en los últimos 420.000 años (el espacio de tiempo cuantificable
en los testigos de hielo más importantes) y probablemente, en los últimos
20 millones de años. La velocidad de este aumento no tiene precedentes
si la relacionamos con cualquier cambio mundial sostenido durante al menos
los últimos 20.000 años. En las proyecciones de gases de efecto invernadero
basadas en el conjunto de escenarios del IEEE (véase el Recuadro
3–1), las concentraciones de CO2 continúan creciendo hasta
el año 2100. La mayoría de los escenarios del IEEE muestran reducciones
en las emisiones de SO2 (precursor de los aerosoles de sulfato)
para el año 2100, en comparación con el año 2000. Algunos gases de efecto
invernadero (como el CO2, el N2O, y los perfluorocarbonos)
tienen unos tiempos de vida muy largos (un siglo o más) en la atmósfera,
mientras que el tiempo de vida de los aerosoles se mide por días. Las
incertidumbres clave son inherentes en las
hipótesis subyacentes de la amplia gama de emisiones futuras en los escenarios
del IEEE y, por lo tanto, en la cuantificación de las concentraciones
futuras. Estas incertidumbres se relacionan con el crecimiento de la población,
el progreso tecnológico, el crecimiento económico y las estructuras de
gobierno, que son especialmente difíciles de cuantificar. Además, los
escenarios disponibles de las emisiones de precursores de aerosoles y
del ozono atmosférico en la atmósfera inferior eran inadecuados. Surgen
incertidumbres menores debido a la falta de conocimientos sobre todos
los factores inherentes en la simulación del ciclo de carbono y sobre
los efectos de las respuestas climáticas. Si se tienen en cuenta todas
estas incertidumbres, se produce una gama de concentraciones de CO2
en el año 2100 de unas 490–1.260 ppm (comparadas con las concentraciones
preindustriales de unas 280 ppm y las 368 ppm del año 2000). |
P2.4, P3.3, P3.5, & P5.3 | |
9.11 | Es prácticamente seguro que las emisiones
de CO2 procedentes de combustibles fósiles sean la influencia
predominante en la tendencia de las concentraciones de CO2 a
lo largo del siglo XXI. Esto se deduce de la gama de escenarios del
IEEE en donde las emisiones proyectadas de combustibles fósiles exceden
los sumideros y fuentes biosféricas previstos de CO2. Se estima
que, incluso si todo el carbono emitido hasta ahora por los cambios en el
uso de las tierras se devolviera a la biosfera terrestre (por ejemplo, con
la reforestación), la concentración de CO2 se podría reducir
en unas 40–70 ppm. Existen incertidumbres clave acerca
de la influencia del cambio del uso de las tierras y las reacciones biosféricas
en la absorción, almacenamiento y emisiones de carbono que, a su vez, podrían
influir en las concentraciones de CO2. |
P4.11 & P7.4 | |
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