5.11 | Las estructuras sociales y los valores
personales interactúan con la infraestructura física de la sociedad, las
instituciones y las tecnologías incorporadas en ella, y el sistema combinado
avanza de una manera relativamente lenta. Esto resulta obvio, por
ejemplo, en relación con los impactos del diseño urbano y de las infraestructuras
en el consumo de energía para calefacción, aire acondicionado y transporte.
A veces los mercados se ‘encierran’ en tecnologías y prácticas que no son
óptimas, debido a la inversión económica hecha en apoyo de la infraestructura,
lo que puede bloquear las alternativas. La difusión de muchas innovaciones
se topa con las preferencias tradicionales de las personas y otros obstáculos
sociales y culturales. A menos que las ventajas sean muy claras, los cambios
de comportamiento o sociales de los usuarios de tecnologías pueden llevar
decenios. El uso de la energía y la mitigación de gases de efecto invernadero
tienen un interés secundario en la vida diaria de la mayoría de las personas.
Sus hábitos de consumo están impulsados no sólo por cambios demográficos,
económicos y tecnológicos, la disponibilidad de recursos, la infraestructura
y las limitaciones temporales, sino también por la motivación, los hábitos,
la necesidad, la coacción, las estructuras sociales y otros factores. |
GTIII TIE Secciones 3.2, 3.8.6, 5.2–3, & 10.3; IECMTTT RRP, & IECMTTT Capítulo 4RE |
|
5.12 | Las escalas temporales sociales y
económicas no son fijas; son sensibles a fuerzas sociales y económicas,
y pueden cambiarse gracias a las políticas y a las decisiones individuales
de cada persona. En condiciones económicas difíciles, los cambios
de comportamiento y tecnológicos pueden ser rápidos. Por ejemplo, la crisis
petrolera del decenio de 1970 sensibilizó a la sociedad sobre la conservación
y las fuentes alternativas de energía, y en la mayoría de los países de
la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) la economía
se apartó en gran medida de los nexos tradicionales entre los índices
de crecimiento del consumo de energía y el desarrollo económico (véase
la Figura 5–6). Otro ejemplo es la reducción observada
de emisiones de CO2 causada por las conmociones económicas
de los países de la ex Unión Soviética en 1988. La respuesta en ambos
casos fue muy rápida (tan sólo unos años). Al parecer, también ocurre
lo contrario; en situaciones en donde la presión al cambio es pequeña,
existe una gran inercia. Esta ha sido la hipótesis implícita en los escenarios
del IEEE, en los que no se toman en cuenta tensiones importantes, como
la recesión económica, los conflictos a gran escala o la desaparición
de las reservas de alimentos, ni tampoco el consiguiente sufrimiento humano,
por ser muy difíciles de predecir. |
GTIII TIE Capítulo 1, GTIII TIE Secciones 3.2 & 10.1.4.3, & GTIII SIE Sección 20.1 |
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5.13 | La estabilización de las concentraciones
atmosféricas de CO2 a niveles por debajo de 600 ppm sólo es
posible con una reducción del coeficiente de carbono y/o de energí a utilizado,
muy superior al que se ha logrado históricamente. Esto implica
un desplazamiento hacia vías alternativas de desarrollo con nuevas configuraciones
sociales, institucionales y tecnológicas, que aborden los problemas ambientales.
Los bajos niveles históricos de mejoramiento del coeficiente de energía
utilizado ( uso de energía por unidad de PIB) reflejan la prioridad relativamente
baja que dan a la eficiencia energética la mayoría de productores y usuarios
de tecnologías. Por el contrario, la productividad en el trabajo aumentó
a una velocidad mayor en el período 1980–1992. Para lograr la estabilización
de las concentraciones de CO2 a 600 ppm o incluso menos, sería
preciso aumentar y mantener los niveles mundiales de mejoramiento del
coeficiente energético registrados históricamente (de 1 a 1,5 por ciento
por año) durante mucho tiempo (véase la Figura
5–7). Los niveles de la reducción del coeficiente de carbono utilizado
(carbono por unidad de energía producida) tendrían que cambiar incluso
más (hasta un 1,5 por ciento por año: la tasa base histórica es de 0,3
a 0,4 por ciento por año). En realidad, es probable que tanto el coeficiente
energético como el coeficiente del carbono continúen mejorando, pero para
la estabilización de los gases de efecto invernadero a niveles por debajo
de 600 ppm es necesario que, al menos, uno de estos factores lo haga a
un ritmo mayor que hasta ahora. Cuanto menor sea el objetivo de estabilización
y mayor el nivel de emisiones de referencia, mayor será la diferencia
entre el CO2 y la cantidad de referencia, y más pronto deberá
corregirse. |
GTI TIE Sección 3.7.3.4, GTIII TIE Sección 2.5, & IEEE Sección 3.3.4 |
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5.14 | Algunos cambios en los sistemas climáticos,
ecológicos, y socioeconómicos son irreversibles efectivamente durante varias
generaciones, y otros son irreversibles intrínsecamente. |
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5.15 | Existen dos tipos de irreversibilidad
manifiesta. La ‘irreversibilidad efectiva’ proviene de procesos que
pueden volver al estado anterior a la perturbación, pero que precisan entre
siglos y milenios para que suceda. Un ejemplo es la fusión parcial de la
placa de hielo de Groenlandia. Otro es la elevación proyectada en el nivel
medio del mar, en parte como resultado de la fusión de la criosfera, pero
sobre todo debida al aumento de las temperaturas en los océanos. El mundo
ya da por sentado cierta elevación del nivel del mar como consecuencia del
calentamiento atmosférico de la superficie durante el siglo pasado. La ‘irreversibilidad
intrínseca’ es el resultado del traspaso de un valor de umbral, más allá
del cual el sistema ya no puede volver de forma espontánea a su estado previo.
Un ejemplo de un cambio intrínsecamente irreversible, por haberse sobrepasado
este valor de umbral, es la extinción de especies a raíz de la combinación
de cambio climático y pérdida de hábitat. |
GTI TIE Capítulo 11, GTII TIE Capítulo 5, & GTII TIE Secciones 16.2.1 & 17.2.5 |
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TIE GTIII Cuadro 3.1 y GTII SIE Figura 20–1 |
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