Se ha reconocido desde hace tiempo que el comercio internacional de cuotas
de emisiones puede reducir los costos de la mitigación. Esto se producirá
cuando los países con elevados costos marginales nacionales de reducción
de emisiones adquieren cuotas de emisión a los países con bajos
costos marginales de reducción de emisiones. Esto suele denominarse “flexibilidad
espacial”. Es decir, permitir que se produzcan reducciones donde sea más
barato hacerlo, independientemente de la ubicación geográfica.
Es importante señalar que el lugar donde se produzcan las reducciones
es independiente de quién pagará las reducciones.
Tabla RT-5: Principales resultados del Foro de modelización energética. Pérdidas en el PIB en 2010 (en % del PIB; meta 2010 de Kioto) | ||||||||||||
Sin comercio |
Comercio Anexo I |
Comercio mundial |
||||||||||
Modelo | EE.UU. |
OCDE-E |
Japón |
CANZ |
EE.UU. |
OCDE-E |
Japón |
CANZ |
EE.UU. |
OCDE-E |
Japón |
CANZ |
ABARE-GTEM | 1.96 | 0.94 | 0.72 | 1.96 | 0.47 | 0.13 | 0.05 | 0.23 | 0.09 | 0.03 | 0.01 | 0.04 |
AIM | 0.45 | 0.31 | 0.25 | 0.59 | 0.31 | 0.17 | 0.13 | 0.36 | 0.20 | 0.08 | 0.01 | 0.35 |
CETA | 1.93 | 0.67 | 0.43 | |||||||||
G-CUBED | 0.42 | 1.50 | 0.57 | 1.83 | 0.24 | 0.61 | 0.45 | 0.72 | 0.06 | 0.26 | 0.14 | 0.32 |
GRAPE | 0.81 | 0.19 | 0.81 | 0.10 | 0.54 | 0.05 | ||||||
MERGE3 | 1.06 | 0.99 | 0.80 | 2.02 | 0.51 | 0.47 | 0.19 | 1.14 | 0.20 | 0.20 | 0.01 | 0.67 |
MS-MRT | 1.88 | 0.63 | 1.20 | 1.83 | 0.91 | 0.13 | 0.22 | 0.88 | 0.29 | 0.03 | 0.02 | 0.32 |
Oxford | 1.78 | 2.08 | 1.88 | 1.03 | 0.73 | 0.52 | 0.66 | 0.47 | 0.33 | |||
RICE | 0.94 | 0.55 | 0.78 | 0.96 | 0.56 | 0.28 | 0.30 | 0.54 | 0.19 | 0.09 | 0.09 | 0.19 |
Nota: Los resultados del modelo de Oxford no se incluyen en los márgenes citados en el RT y el RPP porque ese modelo no ha sido sometido a un examen académico de fondo (y por lo tanto, no es apropiado para que lo evalúe el IPCC), y se apoya en datos de principios de los años ochenta para una parametrización clave que determina los resultados del modelo. Ese modelo no tiene relación alguna con el modelo CLIMOX, del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, mencionado en la Tabla RT-6. |
La “flexibilidad espacial” puede presentarse en varias escalas. Puede ser mundial, regional o en el nivel de los países. En el caso teórico de un pleno comercio mundial, todos los países convienen en fijar topes a las emisiones y participan en el mercado internacional como vendedores o compradores de cuotas de emisiones. El MDL puede permitir captar algunas de esas reducciones de costos. Cuando el mercado se define en el nivel regional (p.ej., los países del Anexo B), el mercado de comercio es más limitado. Por último, el comercio puede realizarse internamente cuando todas las reducciones de emisiones se producen en el país de origen.
En la Tabla RT-5 se muestran las reducciones de costos derivadas del comercio de emisiones para el Anexo B y el pleno comercio mundial comparado con un caso sin comercio. El cálculo se hace mediante diversos modelos, con detalles mundiales y regionales. En cada caso, el objetivo es cumplir con las metas de reducción de emisiones que figuran en el Protocolo de Kioto. Todos los modelos muestran importantes beneficios a medida que se amplía el tamaño del mercado de comercio. La diferencia entre los modelos se debe en parte a las diferencias en su referencia inicial, los supuestos acerca del costo y la disponibilidad de productos sustitutivos de bajo costo, tanto del lado de la oferta como de la demanda del sector energético, y el tratamiento de los “macroshocks” a corto plazo. En general, todos los costos brutos calculados para el caso sin comercio son inferiores al 2 % del PIB (que se supone que ha aumentado considerablemente en el período considerado) y en la mayoría de los casos son inferiores al 1 %. El comercio del Anexo B reduce los costos para la región de la OCDE en general a menos del 0,5 % y los impactos regionales dentro de esto varían entre 0,1 y 1,1 %. El comercio mundial en general disminuiría esos costos hasta muy por debajo del 0,5 % del PIB, y el promedio en la OCDE sería inferior al 0,2 %.
La cuestión del llamado “aire caliente”17 influye también sobre el costo de implantar el Protocolo de Kioto. La reciente caída de la actividad económica en Europa oriental y en la ex Unión Soviética ha provocado una disminución de sus emisiones de GEI. Aunque se prevé que esta tendencia finalmente se revertirá, todavía se proyecta que para algunos países las emisiones quedarán por debajo de las restricciones impuestas por el Protocolo de Kioto. Si esto ocurre, esos países tendrán un excedente de cuotas de emisión que podrán vender a los países que busquen opciones de bajo costo para cumplir con sus propias metas. Las economías de costos generadas por el comercio son sensibles a la magnitud del “aire caliente”.
Numerosas evaluaciones de disminución de los PIB han sido asociadas al cumplimiento de los límites de tipo Kioto. La mayoría de los análisis económicos se han concentrado en los costos brutos de las actividades de emisión de carbono,18 ignorando el potencial de economía de costos de mitigar otros gases aparte del CO2 y de usar el secuestro de carbono y no tomar en cuenta los beneficios medioambientales (beneficios subsidiarios y cambio climático evitado) ni usar las rentas para eliminar distorsiones. Incluir esas posibilidades podría reducir los costos.
Una restricción llevaría a reasignar recursos al margen del esquema preferido, a falta de un límite y a una conservación potencialmente costosa y la sustitución de combustibles. También cambiarán los precios relativos. Estos ajustes forzados conducen a reducciones en el rendimiento económico, que inciden en el PIB. Claramente, cuanto más amplio sea el mercado de comercio de permisos, mayor será la oportunidad de reducir los costos generales de la mitigación. A la inversa, los límites a la medida en que un país pueda satisfacer sus obligaciones comprando cuotas de emisión pueden aumentar los costos de la mitigación. Varios estudios han calculado que la magnitud del incremento sería considerable y recaería en particular sobre los países con mayores costos marginales de la reducción de emisiones. Pero otro parámetro que probablemente limitaría las economías dimanantes del comercio de carbono es el funcionamiento mismo de los sistemas de comercio (costos de transacción, costos de gestión, seguros contra la incertidumbre y el comportamiento estratégico en el uso de los permisos).
Las políticas destinadas a mitigar los gases de efecto invernadero pueden tener efectos secundarios positivos y negativos sobre la sociedad, sin tener en cuenta los beneficios del cambio climático evitado. En esta sección se aprecian en particular los estudios que evalúan los efectos laterales de la mitigación del cambio climático. Por lo tanto, se empleará la expresión “beneficios o costos subsidiarios”. No hay mucho acuerdo acerca de la definición, el alcance y la magnitud de esos beneficios subsidiarios ni sobre las metodologías para integrarlos en una política del clima. Se han establecido criterios para examinar la creciente bibliografía que vincula políticas específicas de mitigación del carbono con beneficios subsidiarios evaluados en dinero. Se describen en el informe estudios recientes que adoptan un enfoque económico general, más que sectorial, de los beneficios subsidiarios y se examina su credibilidad (en el Capítulo 9 se presentan análisis sectoriales). Pese a recientes progresos en la elaboración de métodos, sigue constituyendo un desafío preparar cálculos cuantitativos de los efectos, beneficios y costos subsidiarios de las políticas de mitigación de GEI. A pesar de esas dificultades, a corto plazo, los beneficios subsidiarios de las políticas sobre GEI en algunas circunstancias pueden constituir una fracción importante de los costos de mitigación (directos) privados y en algunos casos quizás sean comparables a los costos de mitigación. Según la bibliografía, los beneficios subsidiarios pueden ser de particular importancia en los países en desarrollo, pero esta bibliografía aún es limitada.
La magnitud, escala y alcance exactos de estos beneficios y costos subsidiarios variará con las condiciones geográficas locales y las situaciones iniciales. En algunas circunstancias, cuando las condiciones iniciales suponen emisiones de carbono y densidad de población relativamente escasas, los beneficios pueden ser magros. Los modelos más usados para estimar los beneficios subsidiarios ––los modelos de equilibrio general computable (CGE)–– presentan dificultades para calcular los beneficios subsidiarios, porque raramente tienen, y quizás no puedan tener, los detalles espaciales necesarios.
Con respecto a las consideraciones sobre la situación inicial de referencia, la mayor parte de la bibliografía sobre beneficios subsidiarios trata sistemáticamente sólo las políticas y reglamentos gubernamentales con respecto al medio ambiente. En cambio, otras cuestiones sobre la situación inicial en la política normativa, como las relacionadas con la energía, el transporte y la salud, han sido ignoradas por lo general, al igual que las cuestiones de situación inicial que no son normativas, como las vinculadas a la tecnología, la demografía y la base de recursos naturales. En los estudios reseñados aquí, la mayor parte de los beneficios subsidiarios se refiere a la salud pública. Un componente importante de la incertidumbre para modelizar los beneficios subsidiarios en materia de salud pública es el nexo entre las emisiones y las concentraciones en la atmósfera, en particular teniendo en cuenta la importancia de los contaminantes secundarios. Sin embargo, se admite que existen importantes beneficios subsidiarios, además de los vinculados con la salud pública, que no han sido cuantificados ni evaluados en dinero. Al mismo tiempo, parece que hay grandes lagunas en los métodos y modelos para estimar los costos subsidiarios.
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