Los modelos acoplados han evolucionado y mejorado considerablemente desde
el SIE. En general, permiten hacer simulaciones creíbles del clima, por lo menos
a escala subcontinental y en escalas temporales que van desde lo estacional
a lo decenal. Los modelos acoplados, como categoría, se consideran instrumentos
apropiados para hacer proyecciones útiles de climas futuros. Estos modelos
no pueden aún simular todos los aspectos del clima (p.ej., todavía no pueden
explicar plenamente la tendencia observada en las diferencias de temperatura
entre la superficie del planeta y la troposfera desde 1979). Las nubes y la
humedad siguen generando mucha incertidumbre, pero la simulación de esas magnitudes
ha ido mejorando gradualmente. No hay ningún modelo que pueda considerarse “el
mejor”, sino que es importante utilizar los resultados de una serie de modelos
acoplados cuidadosamente evaluados para analizar los efectos de las distintas
formulaciones. Los fundamentos que explican esa mayor confianza que inspiran
actualmente los modelos son los resultados obtenidos por los modelos en los
aspectos que se indican a continuación.
La confianza general en las proyecciones de los modelos ha aumentado al
mejorar los resultados de varios modelos que no aplican el ajuste de flujo.
Estos modelos utilizan actualmente simulaciones estables del clima en la superficie
del planeta a lo largo de varios siglos que son consideradas de suficiente calidad
como para poder ser utilizadas a fin de proyectar los cambios climáticos. Los
cambios que han permitido que muchos modelos puedan actualmente ejecutarse sin
ajustes de flujo han surgido como consecuencia de los progresos alcanzados tanto
en los componentes atmosférico como oceánico. En el modelo atmosférico, los
avances más notables se han logrado en lo que respecta a la convección, la capa
límite, las nubes y los flujos de calor latentes en la superficie. En el modelo
oceánico, se han mejorado los aspectos relativos a la resolución, la mezcla
en la capa límite y la representación de los remolinos. Los resultados de los
estudios del cambio climático realizados con modelos que utilizan el ajuste
de flujo y con modelos que no lo usan coinciden en términos generales; sin embargo,
el diseño de modelos estables que no utilizan el ajuste de flujo aumenta la
confianza en su capacidad para simular climas futuros.
Figure 13: Observed and modelled global annual mean temperature anomalies (°C) relative to the average of the observations over the period 1900 to 1930. The control and three independent simulations with the same greenhouse gas plus aerosol forcing and slightly different initial conditions are shown from an AOGCM. The three greenhouse gas plus aerosol simulations are labeled run 1’, run 2’, and run 3’ respectively. [Based on Figure 8.15] |
La confianza en la capacidad de los modelos para proyectar climas futuros
ha aumentado gracias a la capacidad de varios modelos para reproducir las tendencias
de aumento de la temperatura del aire en la superficie durante el siglo XX como
consecuencia de la mayor concentración de gases de efecto invernadero y aerosoles
de sulfatos. Esto se ilustra en la Figura 13.
Sin embargo, solamente se han utilizado escenarios hipotéticos de aerosoles
de sulfatos y es posible que no se hayan incluido en los modelos las contribuciones
de algunos otros procesos y forzamientos. Algunos estudios de modelización sugieren
que, si se incluyen otros forzamientos como la variabilidad solar y los aerosoles
de origen volcánico, es posible mejorar algunos aspectos de la simulación de
la variabilidad del clima del siglo XX.
El análisis de los fenómenos extremos simulados por los modelos climáticos
y la confianza en dichas simulaciones están aún en una etapa incipiente, particularmente
en lo que respecta a la trayectoria y la frecuencia de las tormentas. Los
modelos climáticos están simulando vórtices similares a los ciclones tropicales,
pero su interpretación es todavía muy incierta, por lo que es preciso ser cauto
con respecto a las proyecciones de los cambios en los ciclones tropicales. No
obstante, el análisis de los fenómenos extremos en ambas observaciones (véase
la Sección B.6) y en los modelos acoplados no está
en general plenamente desarrollado.
La capacidad de los modelos acoplados para simular el ENOA ha mejorado;
sin embargo, su variabilidad se desplaza hacia el oeste y su potencial es en
general subestimado. Algunos modelos acoplados, cuando se les incorpora
datos adecuados sobre los vientos superficiales y la capa subsuperficial de
los océanos, han tenido cierto grado de éxito en predecir fenómenos de ENOA.
La frecuencia cada vez mayor con que se hacen comparaciones sistemáticas entre modelos es la más clara demostración del aumento de la capacidad de los modelos climáticos. Por ejemplo, el Proyecto de comparación de modelos acoplados (CMIP) permite evaluar y comparar de manera más amplia y sistemática modelos acoplados ejecutados con una configuración estandarizada y que responden a un forzamiento estandarizado. Actualmente se ha demostrado que es posible cuantificar en cierta medida las mejoras obtenidas con respecto a los resultados de los modelos acoplados. El Proyecto de comparación de modelos paleoclimáticos (PMIP) compara modelos del clima de mediados del período Holoceno (hace 6.000 años) y el Último Máximo Glacial (hace 21.000 años). La capacidad de estos modelos para simular algunos aspectos de los paleoclimas, comparados con una serie de datos paleoclimáticos indirectos, otorga confiabilidad a los modelos (por lo menos en cuanto al componente atmosférico) con respecto a una serie de forzamientos diferentes.
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