B.5 Cambios observados en las pautas de circulación atmosférica y oceánica
El comportamiento del ENOA (véase una descripción general en el recuadro
4) ha sido atípico desde mediados de los años setenta, comparado con los
cien años precedentes; los fenómenos ENOA en la fase cálida son relativamente
más frecuentes, persistentes e intensos que la fase fría opuesta. Este
comportamiento reciente del ENOA se refleja en variaciones en las precipitaciones
y la temperatura en gran parte de las zonas tropicales y subtropicales del globo.
Es probable que el efecto general haya sido una pequeña contribución al aumento
en las temperaturas mundiales durante los últimos decenios. La Oscilación interdecenal
del Pacífico y la Oscilación decenal del Pacífico están asociadas con la variabilidad
climática decenal a multidecenal en la cuenca del Pacífico. Es probable que
esas oscilaciones modulen la variabilidad del clima relacionada con el ENOA.
Se están caracterizando otros factores de circulación importantes que afectan
el clima en grandes regiones del globo. La Oscilación del Atlántico Norte
(OAN) se vincula con la intensidad de los vientos del oeste sobre el Atlántico
y en Eurasia extratropical. Durante el invierno, la OAN muestra oscilaciones
irregulares en escalas temporales de interanuales a multidecenales. Desde los
años setenta, la OAN invernal ha estado con frecuencia en una fase que aporta
vientos del oeste más fuertes, que se correlacionan con el calentamiento de
la estación fría en Eurasia. Nuevas pruebas indican que probablemente la OAN
y los cambios en el hielo marino en el Ártico estén estrechamente ligados. Ahora
se cree que la OAN forma parte de una oscilación ártica atmosférica de mayor
escala que afecta gran parte del hemisferio norte extratropical. Ha habido una
oscilación antártica semejante en una fase positiva acrecentada durante los
últimos 15 años, con vientos del oeste más fuertes sobre los océanos meridionales.
B.6 Cambios observados en la variabilidad del clima y en los episodios meteorológicos
y climáticos extremos
Nuevos análisis muestran que en las regiones en que la precipitación total
ha aumentado, es muy probable que haya habido aumentos más pronunciados aún en
episodios de precipitaciones intensas y extremas. También ocurre lo contrario.
En algunas regiones, sin embargo, los episodios intensos y extremos (o sea,
definidos como los que están dentro de los percentiles diez, superiores o inferiores)
han aumentado a pesar de que las precipitaciones totales han disminuido o se mantienen
constantes. Esto se atribuye a una disminución en la frecuencia de los fenómenos
de precipitación. En general, es probable que para muchas zonas en las latitudes
medias y altas, principalmente en el hemisferio norte, se hayan producido aumentos
estadísticamente significativos en la proporción de precipitaciones anuales totales
que corresponde a episodios de precipitaciones intensas y extremas; es probable
que haya habido un aumento del 2 al 4% en la frecuencia de los episodios de precipitaciones
intensas en la última mitad del siglo XX. En todo el siglo XX (de 1900 a 1995),
hubo aumentos relativamente reducidos en las áreas terrestres del mundo que experimentaron
graves sequías o graves excesos de humedad. En algunas regiones, como en partes
de Asia y África, se ha observado que la frecuencia e intensidad de las sequías
ha aumentado en los últimos decenios. En muchas regiones, esos cambios están dominados
por una variabilidad climática interdecenal y multidecenal, como el cambio en
el ENOA hacia episodios más cálidos. En muchas regiones, la variabilidad interdiaria
de la temperatura ha disminuido, y aumentos en la temperatura mínima diaria están
prolongando el período sin heladas en la mayoría de las regiones de latitudes
medias y altas. Desde 1950, es muy probable que haya habido una importante reducción
en la frecuencia de temperaturas medias muy inferiores a la normal de la estación
en gran parte del globo, pero ha habido un aumento menor en la frecuencia de temperaturas
muy superiores a la normal.
No hay ninguna prueba categórica que indique que han cambiado las características
de las tomentas tropicales y extratropicales. Los cambios en la intensidad y
frecuencia de las tormentas tropicales están dominados por variaciones interdecenales
a multidecenales, que pueden ser considerables, p.ej., en el Atlántico septentional
tropical. Debido a los datos incompletos y a análisis limitados y contradictorios,
no es seguro que se hubiese dado algún aumento a largo plazo y en gran escala
de la intensidad y frecuencia de los ciclones extratropicales en el hemisferio
norte. Se han detectado aumentos regionales en el Pacífico Norte, partes de
América del Norte y Europa en los últimos decenios. En el hemisferio sur, se
han completado menos análisis, pero sugieren una reducción de la actividad de
ciclones extratropicales desde los años setenta. Análisis recientes de los cambios
en condiciones meteorológicas locales extremas (p.ej., tornados, tormentas y
granizo) en unas cuantas regiones escogidas no ofrecen pruebas categóricas que
sugieran cambios a largo plazo. En general, las tendencias en los condiciones
meteorológicas extremas son notoriamente difíciles de detectar, por su aparición
relativamente rara y su gran variabilidad espacial.
B.7 La visión de conjunto: Un mundo en fase de calentamiento y otros cambios
en el sistema climático
Como se ha resumido, ahora está bien documentada una sucesión de cambios climáticos,
en particular en los últimos decenios del siglo, con su serie creciente de mediciones
directas. En la Figura 7 se muestran esas tendencias
en los indicadores de temperatura (Figura 7a) y
en los indicadores hidrológicos y relativos a las tormentas (Figura
7b), y también se indica la certeza de esos cambios.
Figura 7a: Esquema de las variaciones observadas en los
indicadores de temperatura [Basado en la Figura
2.39a] |
Figura 7b: Esquema de las variaciones observadas en los
indicadores hidrológicos y relativos a las tormentas. [Basado en la Figura
2.39b] |
En conjunto, estas tendencias ilustran la imagen completa de un período
de calentamieno
- Se han medido y ajustado independientemente registros de la temperatura
en la superficie de las tierras y los océanos (con dos estimaciones separadas
en este último caso). Todos los conjuntos de datos muestran tendencias mundiales
en ascenso bastante semejantes, con dos períodos principales de calentamiento
en todo el mundo: de 1910 a 1945 y desde 1976. Aparece una creciente tendencia
a que las temperaturas de la atmósfera en la superficie terrestre, en todo
el mundo, aumenten más rápido que las temperaturas en la superficie oceánica
en general.
- Las mediciones con globos meteorológicos muestran que las temperaturas en
la troposfera inferior han estado aumentando desde 1958, aunque sólo levemente
desde 1979. A partir de 1979, se cuenta con datos satelitales, que muestran
tendencias similares a los datos recogidos por globos.
- La reducción del margen de variación de la temperatura diurna en los continentes
coincide con los aumentos en la nubosidad, las precipitaciones y los aumentos
en el vapor de agua total.
- La disminución casi mundial en la extensión de los glaciares de montaña
y de la masa de hielo coincide con los aumentos de la temperatura en la superficie,
en el mundo entero. Unas pocas excepciones recientes en las regiones costeras
son coherentes con las variaciones en la circulación atmosférica y los correspondientes
aumentos en las precipitaciones.
- Las reducciones en la capa de nieve y el acortamiento de las temporadas
de congelación en lagos y ríos se relacionan bien con los aumentos de temperatura
en la superficie terrestre, en el hemisferio norte.
- La reducción sistemática de la extensión del hielo marino en primavera y
verano y de su espesor en el Ártico es coherente con los aumentos de temperatura
en la mayoría de las tierras y océanos adyacentes.
- El contenido de calor de los océanos se ha incrementado y ha subido el nivel
medio del mar en todo el mundo.
- Los aumentos en el vapor de agua total en la troposfera en los últimos 25
años son cualitativamente coherentes con los aumentos de las temperaturas
en la troposfera y con un ciclo hidrológico aumentado, que provoca precipitaciones
más extremas y más intensas en muchas áreas donde cada vez son mayores las
precipitaciones, p.ej., en las latitudes medias y altas del hemisferio norte.
Algunos aspectos importantes del cliima no parecen haber cambiado
- Unas cuantas zonas del globo no se han calentado en los últimos decenios,
principalmente en algunas partes de los océanos del hemisferio sur y en partes
de la Antártida.
- No hay tendencias significativas claras en la extensión del hielo marino
en la Antártida durante el período en que se han registrado mediciones sistemáticas
por satélite (desde 1978).
- Sobre la base de datos limitados, las variaciones observadas en la intensidad
y frecuencia de los ciclones tropicales y extratropicales y de las tormentas
locales intensas no muestran tendencias claras en la última mitad del siglo
XX, aunque a veces se advierten fluctuaciones multidecenales.
Las variaciones y tendencias en los indicadores examinados implican que es prácticamente
seguro que hubo una tendencia generalmente creciente de la temperatura de la superficie
del planeta durante el siglo XX, aunque se producen desviaciones de corto plazo
y regionales con respecto a esta tendencia.