El costo de los episodios meteorológicos ordinarios y extremos ha aumentado
rápidamente en los últimos decenios. Las pérdidas económicas
mundiales como consecuencia de sucesos catastróficos aumentaron en un
múltiplo de 10,3, es decir, desde 3.900 millones de dólares estadounidenses
al año en el decenio de 1950 hasta 40.000 millones de dólares
estadounidenses al año en el decenio de
1990 (todo en dólares estadounidenses de 1999, sin el ajuste relativo
a la paridad de su valor adquisitivo), correspondiendo aproximadamente la cuarta
parte de las pérdidas a los países en desarrollo. La parte con
prima de seguros de estas pérdidas aumentó de un nivel despreciable
a 9.200 millones de dólares estadounidenses al año, durante el
mismo período. Los costos totales son dos veces mayores cuando se incluyen
las pérdidas de sucesos más pequeños no catastróficos
relacionados con el tiempo. Como medida del aumento de la vulnerabilidad de
la industria a las primas de seguros, la relación de las primas de seguros
mundiales de propiedad/casuales, referentes a pérdidas relacionadas con
el tiempo, disminuyó por un factor de tres entre 1985 y 1999. [4.6]
Los costos de episodios meteorológicos han aumentado rápidamente a pesar de esfuerzos importantes y crecientes por fortalecer la infraestructura y mejorar la preparación frente a desastres. Parte de la tendencia ascendente observada en pérdidas por catastrófes en los últimos 50 años está vinculada a factores socioeconómicos, tales como el crecimiento de la población, el aumento de la riqueza, y la urbanización de zonas vulnerables, y en parte está vinculada a factores climáticos tales como los cambios observados de precipitación e inundaciones. La asignación concreta es compleja y hay diferencias en el saldo de estas dos causas según la región y el tipo de sucesos. [4.6]
El cambio climático y las modificaciones previstas en los fenómenos relacionados con el tiempo que se consideran vinculados al cambio climático aumentarían la incertidumbre actuarial en la evaluación de riesgos (alta confianza6). Tales acontecimientos impondrían una presión creciente en las primas de seguros y pudieran llevar a que algunos riesgos sean nuevamente clasificados como no asegurables, con el subsiguiente retiro de la cobertura. Tales cambios inducirían un mayor costo de las primas de seguros, disminuirían el ritmo de ampliación de los servicios financieros hacia países en desarrollo, reducirían la disponibilidad de seguros para una ampliación del riesgo, y aumentarían la demanda de compensación financiada por el gobierno después de desastres naturales. En caso de que ocurran tales cambios, puede esperarse que cambie la importancia relativa de las entidades públicas y privadas en cuanto a proporcionar seguros y recursos de gestión del riesgo. [4.6]
Se prevé que en su totalidad el sector de servicios financieros pueda enfrentarse a los impactos del cambio climático, aunque los registros históricos demuestran que los sucesos de poca probabilidad pero de elevado impacto, o los sucesos múltiples no muy distantes entre sí influyen gravemente en partes del sector, especialmente si disminuye simultáneamente la capacidad de adaptación por razón de factores no climáticos (p.ej., condiciones financieras negativas del mercado). Las primas de seguros de propiedad/víctimas y los segmentos de reaseguros y empresas pequeñas especializadas y no diversificadas han manifestado una mayor sensibilidad, incluida una reducción de la rentabilidad y quiebras consiguientes a sucesos relacionados con el tiempo. 4.6]
La adaptación al cambio climático presenta retos complejos, pero también oportunidades en el sector. La intervención de la reglamentación en cuanto a precios, tratamiento de impuestos de reservas, y la habilidad (o inadvertencia) de las empresas para retirarse de mercados con riesgo son ejemplos de factores que influyen en la resiliencia del sector. Los actores del sector público y del sector privado también prestan apoyo a la adaptación, fomentando la preparación ante desastres, los programas de prevención de pérdidas, los códigos de construcción de edificios y una mejor zonificación. Sin embargo, en algunos casos, los seguros públicos y los programas de auxilio a desastres han fomentado inadvertidamente un sentido de despreocupación y de mala adaptación induciendo al desarrollo de zonas con riesgo, tales como llanuras inundables y zonas costeras de Estados Unidos. [4.6]
Se prevé que los efectos del cambio climático sean mayores en el mundo en desarrollo, particularmente en países que confían en la producción primaria como fuente principal de ingresos. Algunos países son objeto de impactos en su PIB como consecuencia de desastres naturales, existiendo un caso en el que los daños alcanzan la mitad del PIB. Surgirían cuestiones de equidad y limitaciones de desarrollo si no pueden asegurarse los riesgos relacionados con el tiempo, si aumentan los precios o si se tiene una disponibilidad limitada. Por lo contrario, un mayor acceso a los seguros y la introducción más amplia de planes de microfinanciación y bancos de desarrollo aumentaría la capacidad de los países en desarrollo de adaptarse al cambio climático. [4.6]
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