Recuadro 3: Los modelos climáticos ¿cómo se construyen
y cómo se aplican?
Los modelos climáticos generales se basan en leyes de la física representadas
por ecuaciones matemáticas que se resuelven utilizando una rejilla tridimensional
sobre el globo terráqueo. A fin de simular el clima, los principales componentes
del sistema climático deben representarse en submodelos (la atmósfera,
los océanos, la superficie terrestre, la criosfera y la biosfera), junto
con los procesos que ocurren entre ellos y dentro de cada uno de ellos.
La mayoría de los resultados que se presentan en este informe se basan
en los resultados de algunos modelos en los que en cierta medida están
representados todos estos componentes. Los modelos climáticos mundiales
en los que se han acoplado los componentes atmosféricos y oceánicos se
conocen también con el nombre de Modelos de la Circulación General Atmósfera–Océano
(MCGAO). En el módulo atmosférico, por ejemplo, se resuelven ecuaciones
que describen la evolución a gran escala del impulso, el calor y la humedad.
Se resuelven ecuaciones similares con respecto a los océanos. Actualmente,
la resolución de la parte atmosférica de un modelo típico es de aproximadamente
250 km en línea horizontal y de alrededor de 1 km en línea vertical por
encima de la capa límite. La resolución de un modelo oceánico corriente
oscila aproximadamente entre 200 y 400 m en línea vertical, con una resolución
horizontal de entre 125 y 250 km. Las ecuaciones se resuelven generalmente
para cada período de media hora de un modelo integrado. Muchos procesos
físicos, como los que están relacionados con las nubes o la convección
oceánica, ocurren en escalas espaciales mucho más pequeñas que la rejilla
de los modelos y en consecuencia no pueden modelarse y resolverse en forma
explícita. Sus efectos medios se incluyen en forma aproximada con un método
simple, aprovechando sus relaciones basadas en la física con las variables
a mayor escala. Esta técnica se conoce con el nombre de parametrización.
Recuadro 3, Figura 1: La elaboración de modelos climáticos
en los últimos 25 años se caracterizó en un principio por el desarrollo
separado de los distintos componentes, que luego se fueron acoplando
en modelos climáticos integrales. |
Para poder hacer proyecciones cuantitativas del cambio climático futuro,
es necesario utilizar modelos climáticos que simulen todos los procesos
importantes que rigen la evolución futura del clima. Los modelos climáticos
se han perfeccionado en los últimos decenios gracias al desarrollo de
las computadoras. Durante ese período se crearon modelos separados de
cada uno de los componentes principales, la atmósfera, la superficie terrestre,
los océanos y el hielo marino, que luego se fueron integrando gradualmente.
El acoplamiento de los distintos componentes es un proceso difícil. Recientemente
se han incorporado componentes del ciclo del azufre para representar las
emisiones de azufre y la forma en que éstas se oxidan para formar partículas
de aerosoles. Actualmente se está tratando de acoplar, en unos pocos modelos,
el ciclo del carbono terrestre con el del carbono oceánico. El componente
de química atmosférica se está incorporando en un modelo separado del
modelo climático principal. El objetivo final es, por supuesto, incluir
en el modelo la mayor parte posible del sistema climático de la Tierra,
para que todos los componentes puedan interactuar y para que de esa manera
las predicciones del cambio climático puedan siempre tener en cuenta el
efecto de las retroacciones entre los distintos componentes. En la Figura
1 que aparece en este recuadro puede verse la evolución de los modelos
climáticos en el pasado y el presente, y su posible evolución en el futuro.
Algunos modelos corrigen los errores y los desequilibrios en los flujos
en la superficie mediante “ajustes de flujo”, que son ajustes sistemáticos
determinados empíricamente en la interfaz atmósferaocéano que se mantienen
fijos en el tiempo para aproximar el clima simulado al estado observado.
Se ha diseñado una estrategia para realizar experimentos climáticos, que
elimina gran parte de los efectos que algunos errores de los modelos tienen
en los resultados. A menudo se hace en primer lugar una “pasada de control”
de la simulación climática con el modelo. Después se ejecuta la simulación
del experimento de cambio climático, por ejemplo con un aumento del CO2
en la atmósfera del modelo. Por último, se toma la diferencia para obtener
una estimación del cambio sufrido por el clima a causa de la perturbación.
La técnica de diferenciación elimina la mayor parte de los efectos de
cualquier ajuste artificial en el modelo, así como los errores sistemáticos
que son comunes a ambas formas de ejecución del modelo. Sin embargo, la
comparación de los resultados diferentes de los modelos demuestra que
hay cierta clase de errores que siguen influyendo en los resultados.
Muchos aspectos del sistema climático de la Tierra son caóticos –– su
evolución es sensible a pequeñas perturbaciones de las condiciones iniciales.
Esta sensibilidad limita la posibilidad de predecir la evolución detallada
del tiempo más allá de un lapso de aproximadamente dos semanas. No obstante,
la posibilidad de predecir el clima no está tan limitada por las influencias
sistemáticas en la atmósfera de los componentes del sistema climático
que varían más lentamente. Sin embargo, para poder hacer pronósticos fiables,
teniendo en cuenta tanto las incertidumbres en las condiciones iniciales
como las debidas a los modelos, es conveniente repetir la predicción muchas
veces a partir de distintos estados de perturbación iniciales y utilizando
modelos mundiales diferentes. Estos conjuntos de predicciones son la base
de los pronósticos de probabilidad del estado del tiempo.
Los MCGAO son muy complejos y se requieren computadoras muy potentes
para poder ejecutarlos. Con frecuencia se utilizan también modelos más
sencillos para investigar en mayor profundidad distintos escenarios de
emisión de gases de efecto invernadero y los efectos de ciertas hipótesis
o aproximaciones en los parámetros del modelo. Las simplificaciones pueden
consistir en una menor resolución y en procesos dinámicos y físicos simplificados.
Juntos, los modelos simples, intermedios e integrales forman una “jerarquía
de modelos climáticos”, todos ellos necesarios para analizar las opciones
elegidas en las parametrizaciones y evaluar la magnitud de los cambios
climáticos. |