Figura 2–7: Las pérdidas
económicas ocasionadas por fenómenos meteorológicos catastróficos se han multiplicado
mundialmente por diez (con ajustes para la inflación) entre los decenios de 1950
y de 1990, mucho más rápidamente de lo que se pudiera explicar con la simple inflación.
La proporción de estas pérdidas cubiertas por seguros aumentó desde un
nivel insignificante hasta cerca del 23 por ciento durante el decenio de 1990.
Las pérdidas totales producidas por pequeños fenómenos meteorológicos no catastróficos
(no incluidos) son parecidas. En parte, esta tendencia ascendente de las pérdidas
por fenómenos relacionados con el clima durante los últimos 50 años se vincula
con factores socioeconómicos (tales como el crecimiento demográfico, la creciente
prosperidad económica, y la urbanización en zonas vulnerables), y en parte se
asocia a factores climáticos (por ejemplo, cambios en la precipitación e inundaciones).