En algunas zonas, los recursos hídricos ya están sometidos a estrés y, por lo tanto, son sumamente vulnerables, especialmente con respecto a la salinización (partes de Australia) y la competencia por el abastecimiento de agua entre la agricultura, la generación de electricidad, las zonas urbanas y los flujos medioambientales (confianza alta). La mayor evaporación y la posible disminución de las lluvias en muchas zonas tendrían efectos adversos sobre el abastecimiento de agua, la agricultura y la supervivencia y reproducción de especies fundamentales en partes de Australia y Nueva Zelandia (confianza media). [12.3.1, 12.3.2, 12.4.6, 12.5.2, 12.5.3, 12.5.6]
Un calentamiento de 1ºC amenazaría la supervivencia de especies que actualmente existen cerca del límite superior de su intervalo de temperatura, principalmente en regiones alpinas marginales y en el sudoeste de Australia occidental. Las especies que no puedan migrar o reasentarse en razón del desmonte de tierras, de las diferencias del suelo o de la topografía quedarán en peligro o se extinguirán. Entre otros ecosistemas de Australia que son particularmente vulnerables figuran los arrecifes de coral y los hábitat áridos y semiáridos. Los humedales de agua dulce de las zonas costeras de Australia y Nueva Zelandia son vulnerables, y algunos ecosistemas de Nueva Zelandia son vulnerables a una difusión acelerada de las malezas. [12.4.2, 12.4.3, 12.4.4, 12.4.5, 12.4.7] [12.4.2, 12.4.3, 12.4.4, 12.4.5, 12.4.7]
Las actividades agrícolas son particularmente vulnerables a las reducciones
regionales de la precipitación en el sudoeste y el interior de Australia
(confianza media). La frecuencia de las sequías y el estrés
consiguiente sobre la agricultura probablemente aumentarán en partes
de Australia y Nueva Zelandia como resultado de las temperaturas más
altas y de los cambios producidos por El Niño (confianza media). El mejoramiento
del crecimiento de las plantas y la mejor gestión del uso del agua resultante
de los aumentos del CO2 proporcionarían beneficios iniciales
que compensarían los impactos negativos del cambio climático (confianza
media), aunque el equilibrio pasaría a ser negativo cuando el calentamiento
excediese de 2ºC a 4ºC y se produjera el consiguiente cambio en las
lluvias (confianza media). Este efecto se muestra
en la Figura RT-7 para la producción de trigo en Australia, en un intervalo
de escenarios de cambio climático. La dependencia de las exportaciones
de productos agrícolas y forestales hace que la región sea muy
sensible a los cambios en la producción y los precios de los productos
básicos inducidos por los cambios en el clima en otras partes. [12.5.2,
12.5.3, 12.5.6,
12.5.9, 12.8.7]
La extensión y localización de los afloramientos de nutrientes que se rigen por los vientos y los límites de las corrientes influyen en las pesquerías de Australia y Nueva Zelandia. Además, la ENOA influye en la captura de algunas especies de peces y en la incidencia del crecimiento súbito de algas tóxicas. [12.5.5]
La marcada tendencia hacia poblaciones e inversiones más grandes
en regiones expuestas está aumentando la vulnerabilidad a los ciclones
tropicales y las mareas de tempestad. Por consiguiente, los aumentos proyectados
en la intensidad de los ciclones tropicales y los posibles cambios en su frecuencia
en lugares concretos, junto con la subida del nivel del mar, tendrían
importantes impactos, sobre todo mareas de tempestad más altas para un
período de frecuencia determinado (confianza media a alta). Una mayor
frecuencia en las lluvias de gran intensidad incrementaría los daños
a los asentamientos y la infraestructura
causados por las crecidas (confianza media). [12.1.5.1,
12.1.5.3, 12.6.1,
12.6.4]
Es alta la confianza en que los cambios climáticos proyectados aumentarán la propagación de algunos vectores de enfermedades, incrementando de esta forma la posibilidad de brotes de enfermedades como el virus del Río Ross y la encefalitis del Valle Murray transmitidos por mosquitos, pese a la existencia de servicios de seguridad biológica y de salud. [12.7.1]
Las principales opciones de adaptación incluyen una mejor gestión
y mecanismos de comercio efectivos para los recursos hídricos; políticas
de uso de la tierra más apropiadas; suministro de información
y pronósticos estacionales del clima a los usuarios de la tierra para
ayudarles a adaptar la gestión a los cambios y la variabilidad del clima;
mejores cultivos; normas técnicas revisadas y zonación para el
desarrollo de la infraestructura; y mejores servicios de seguridad biológica
y de salud. Ahora bien, muchos de los ecosistemas naturales de Australia y Nueva
Zelandia tienen sólo capacidad de adaptación limitada, y muchos
sistemas sometidos a gestión tropezarán con límites a la
adaptación impuestos por el costo, la aceptabilidad y otros
factores. [12.3.2, 12.3.3,
12.5.6, 12.7.4,
12.8.4, 12.8.5]
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