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Esta Sección encara el futuro desde una perspectiva diferente. Hay incertidumbres en todos los eslabones de la cadena, desde las emisiones de GEI y aerosoles, hasta los efectos que éstos producen en el sistema climático y en la sociedad (véase la Figura 28). Son muchos los factores que continúan limitando la capacidad de detectar, atribuir y comprender el cambio climático actual y proyectar los cambios climáticos que podrían ocurrir en el futuro. Es necesario seguir trabajando en nueve aspectos generales.
Es preciso evitar que las redes de observación sigan decayendo en muchas partes del mundo. Si no se mejoran sustancialmente las redes, puede ser difícil o imposible detectar cambios climáticos en muchas zonas del planeta.
Se debe ampliar la base de observación de los estudios del clima para obtener datos exactos y a largo plazo, con un alcance temporal y espacial más amplio. Dada la complejidad del sistema climático y la escala temporal multidecenal inherente a éste, es necesario disponer de datos coherentes y a largo plazo, en apoyo de las investigaciones y proyecciones sobre el cambio climático y ambiental. Se requieren datos del presente y del pasado reciente, así como datos de los últimos siglos y de los últimos milenios que guarden relación con el clima. Hay una particular escasez de información sobre las regiones polares, y de datos que permitan hacer evaluaciones cuantitativas de los fenómenos extremos a nivel mundial.
Es necesario mejorar las estimaciones de las emisiones y concentraciones futuras de gases de efecto invernadero y aerosoles. Es particularmente importante que se perfeccione el cálculo de las concentraciones mediante su derivación de las emisiones de gases y en especial de aerosoles; que se encare de manera más eficaz la cuestión del secuestro de carbono y su ciclo biogeoquímico, y concretamente que se hagan progresos para determinar la distribución espacial y temporal de las fuentes y sumideros de CO2, actualmente y en el futuro.
Es preciso comprender y describir de manera más completa los procesos dominantes (como la mezcla en los océanos) y las retroacciones (p.ej., de las nubes y el hielo marino) en la atmósfera, la biota, la superficie de los continentes y los océanos, y las profundidades de los océanos. Estos subsistemas, fenómenos y procesos son importantes y merecen ser objeto de mayor atención para mejorar la capacidad de diagnóstico a nivel general. La combinación de la observación con los modelos será la clave del progreso. La rápida imposición de un sistema no lineal tiene grandes posibilidades de generar sorpresas.
Debe hacerse un análisis más completo de los modelos de la variabilidad del clima a largo plazo. Este tema se plantea tanto en los cálculos de los modelos como en relación con el sistema climático. Es necesario aclarar mejor, en las simulaciones, la cuestión de las desviaciones climáticas dentro de los cálculos de los modelos, en parte porque esto aumenta la dificultad que existe para distinguir la señal del ruido. Con respecto a la variabilidad natural a largo plazo del sistema climático per se, es importante comprender esta variabilidad y ampliar la capacidad incipiente de predecir pautas de variabilidad organizada, como la del ENOA.
Es necesario analizar en mayor profundidad el carácter probabilístico de los estados climáticos futuros mediante la preparación de múltiples conjuntos de cálculos de modelos. El sistema climático es un sistema caótico no lineal acoplado, que por ende no permite prede-cir con exactitud y a largo plazo los estados futuros del clima. En consecuencia, se debe centrar la atención en la predicción de la distribución probable de los posibles estados futuros del sistema mediante la generación de conjuntos de soluciones derivadas de los modelos.
Es preciso mejorar la integración jerárquica de modelos climáticos mundiales y regionales, poniendo el énfasis en mejorar la simulación de los impactos regionales y los fenómenos meteorológicos extremos. Para ello será necesario mejorar la comprensión del acoplamiento entre los sistemas atmosféricos, oceánicos y terrestres más importantes, y hacer amplios estudios de diagnóstico con modelos y observaciones para evaluar las simulaciones y mejorar sus resultados. Es particularmente importante disponer del volumen suficiente de datos necesarios para abordar la cuestión de los cambios en los fenómenos extremos.
Es necesario establecer vínculos más estructurados entre los modelos climáticos
físicos y biogeoquímicos y los modelos del sistema humano, y de esa manera sentar
las bases de un estudio más amplio de las posibles relaciones causa-efecto-causa
que unen a los componentes humanos y no humanos del sistema de la Tierra. Actualmente,
la influencia humana en general se tiene en cuenta solamente en los escenarios
de emisiones que ejercen forzamientos externos sobre el sistema climático. En
el futuro será preciso contar con modelos más completos, en los que las actividades
humanas deberán comenzar a interactuar con la dinámica de los subsistemas físicos,
químicos y biológicos a través de una diversa gama de actividades, retroacciones
y respuestas coadyuvantes.
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