|
Diversidad biológica, agricultura y
silvicultura, y cambio climático |
|
8.13 | Los cambios en los ecosistemas terrestres
y marinos están muy vinculados a los cambios en el clima y viceversa.
Los cambios en el clima y en las concentraciones atmosféricas de
CO2 causan daños en la diversidad biológica y en la función
de algunos ecosistemas. A su vez, los cambios en los ecosistemas influyen
en el intercambio de gases de efecto invernadero (como CO2,
CH4, y N2O) y de agua y energía entre la tierra
y la atmósfera, y modifican el albedo de la superficie. Por lo tanto,
para evaluar el estado futuro de la atmósfera, de los sistemas naturales
y de su diversidad biológica, se necesitan conocer estos efectos y reacciones
combinados. |
|
8.14 | Las variaciones climáticas naturales
han mostrado los impactos del cambio climático sobre los ecosistemas naturales
y gestionados. Los efectos de las inundaciones, sequías y olas
de calor están grabados en la historia de la humanidad. Además, los fenómenos
de calentamiento asociados con El Niño muestran que los cambios en las
pautas climáticas afectan adversamente a los peces, los mamíferos marinos
y la diversidad biológica oceánica y costera. Los ecosistemas costeros—como
los arrecifes de coral, las marismas de agua salada, y los bosques de
manglares—se ven afectados por la elevación del nivel del mar, las crecientes
temperaturas oceánicas, las mayores concentraciones de CO2,
y los cambios en la frecuencia e intensidad de las tormentas. El Cuadro
8–1 resume las principales consecuencias del cambio climático para
los ecosistemas naturales a escala regional. |
|
8.15 | El cambio climático es uno de las muchas
tensiones que afectan a los ecosistemas gestionados y no gestionados.
El cambio en el uso de las tierras, la demanda de recursos, el
depósito de nutrientes y contaminantes, la recogida de cosechas, el pastoreo,
la fragmentación y pérdida del hábitat, y las especies invasoras son los
principales factores de tensión en los ecosistemas. Pueden provocar la
extinción de las especies, dando como resultado pérdidas de la diversidad
biológica. Por lo tanto, el cambio climático constituye un problema adicional,
que podría alterar o poner en peligro los ecosistemas y los muchos servicios
que proporcionan. Por ello, el impacto del cambio climático ha de verse
influenciado por la gestión de los recursos naturales, la adaptación y
la interacción con otras presiones. La Figura
8–2 ilustra de qué manera el cambio climático interactúa con otros
factores en la oferta y demanda de alimentos. |
|
8.16 | El cambio climático puede influir en la
distribución y migración de especies en los ecosistemas no gestionados.
Las poblaciones de muchas especies ya están amenazadas de extinción
y se prevé que estén expuestas a un mayor riesgo debido a problemas asociados
con el cambio climático, que han de convertir partes de su hábitat natural
actual en lugares poco adaptados a su supervivencia. Las simulaciones de
distribución de la vegetación efectuadas desde el SIE sugieren que es poco
probable que ocurra un movimiento masivo de ecosistemas o de biomasa porque
las diferentes especies tienen diferentes tolerancias climáticas y diferentes
capacidades de migración, y se ven afectadas diferentemente por la llegada
de nuevas especies. Por último, en el mismo sentido, el cambio climático
puede fomentar la propagación de plagas y enfermedades, afectando por lo
tanto a los ecosistemas naturales, los cultivos y el ganado (por ejemplo,
los cambios en los valores de umbral de la temperatura y la humedad permiten
que las plagas y enfermedades se desplacen a nuevas zonas). |
|
8.17 | La capacidad de almacenamiento de carbono
de los ecosistemas gestionados y no gestionados, sobre todo los bosques,
tiene influencia en los impactos y reacciones ante el cambio climático.
Por ejemplo, los bosques, tierras agrícolas y otros ecosistemas
terrestres ofrecen un importante potencial para la mitigación de carbono.
Aunque no es necesariamente de carácter permanente, la conservación y
secuestro de carbono pueden dar tiempo para desarrollar y aplicar otras
opciones. La degradación del ecosistema terrestre se puede ver agravada
por el cambio climático, lo que afectaría al almacenamiento de carbono,
además de aumentar los problemas resultantes de las prácticas actuales
de deforestación. También conviene observar que, si no se aplican prácticas
de gestión apropiadas, las emisiones futuras de CO2 podrían
ser mayores. Por ejemplo, el abandono de la gestión de incendios forestales
o la sustitución de la siembra directa por cultivos intensivos agrícolas
puede dar como resultado una pérdida rápida, por lo menos, de una parte
del carbono acumulado. |
Otra información en esta colección |